
JUNÍN
CALLE
Conjugando un verbo
La creación de un verbo
Juniniar...
Yo camino, tú caminas, él y ella caminan,nosotros caminamos, ellos caminan … recuerdo cuando en primaria me enseñaron a conjugar verbos, pero no recuerdo que allá me hayan enseñado a conjugar el verbo juniniar. Ese verbo lo aprendí a conjugar cuando lo escuchaba en todas partes y cuando con todos mis sentidos lo viví. Juniniar es a la vez otros verbos. Juniniar es caminar. Juniniar es modelar. Juniniar es tomar café. Juniniar es vitriniar. Juniniar es acelerar y detener el paso. Juniniar es quedarse e irse. Juniniar es recordar y vivir. Juniniar es un verbo que se aprende por herencia y costumbre. Juniniar son nuestros abuelos que tomaron cerveza en el Club Unión y que quizá en el Miami vieron el amanecer. Juniniar fue el Hotel Europa. Juniniar es un café de Versalles y un sapito del Astor. Juniniar es Alí Babá e incienso. Juniniar es alquilar vestidos de quinceañeras y sastres de señoras. Juniniar es acariciar a Buda. Juniniar es pasar a los pies del edificio Coltejer, cruzar la Playa y seguir juniniando. Juniniar es mirarse en todas las vitrinas que forman la pasarela comercial. Juniniar son girasoles, rosas, gerberas que enamoran. Juniniar son las fotos inesperadas de nuestros padres caminando. Juniniar es esoterismo y religión. Juniniar son citas de enamorados y debates políticos. Juniniar es un verbo que se seguirá conjugando mientras lo vivamos. Juniniar se conjuga cada vez que se recorre.

Junín es verbo
Contexto
Historico
“En el Junín pequeño los medellinenses realizaban temprano sus actividades de comercio y recreo La vida nocturna en las dos cuadras se cerraba a las diez o diez y media, peor el viernes lo celebraban con alboroto. Aquel que en este día no hubiera satisfecho sus deseos lascivos, tenía que reprimirlos hasta la semana siguiente. La infidelidad, el coqueteo, la impudicia, el devaneo, el guiño…, todo estaba autorizado en la oclocracia local.”
“La burguesía, que anteriormente se paseaba por Junín con modelos originales traídos de París y Londres, adquiridos en sus correrías de verano a precios de saldos, ahora encontró de mal talante volver a pasearse por allí, por el centro atiborrado de masas y ladrones.”
“En la infancia jamás supimos lo que sucedía detrás de las vitrinas de los almacenes de la gente chic de Medellín (…) Jamás conocimos a las personas que eran vigiladas y fichadas desde los oscuros cafetines, víctimas de alguien interesado en complicarles sus destinos; menos a los sabuesos mismos que expiaban a esas personas, que tampoco oían como nosotros, nada distinto a sus preocupaciones, a sus miedos, a sus obsesiones.” *
La calle que hoy día muchos cruzan buscando un respiro del pesado ambiente del centro de la ciudad, está cerca de cumplir sus 90 años. Junín fue construida en los años 20, el Parque Bolívar y Maturín dieron a luz a la carrera 49 que los conecta, quien luego empezó a ampliar su territorio otras calles más al sur. Por estos años empezaba a erigirse uno de los edificios más importantes del centro de la ciudad, el edificio Gonzalo Mejía, que tuvo al Teatro Junín y el Hotel Europa la estratégica y bien situada esquina entre Junín y La Playa. Pero no todo fue color de rosa y casi 50 años después fue reemplazado por el hoy día imponente edificio Coltejer.
Luego de la construcción del Gonzalo Mejía, Junín fue convirtiéndose en uno de los sectores más importantes y visitados por la Alta Sociedad de Medellín; era un sector de oficinas, locales comerciales, lugares dónde ir a comer o a dialogar, lugares de empresarios, intelectuaes, enamorados y compradores compulsivos, una Junín fina.
Además de su importancia en la parte empresarial, con la llegada del Club Unión, las familias adineradas de la ciudad, encontraron el sitio perfecto y refinado, dónde comprar, comer y pasar un buen rato, en lugares como el Salón de Té Astor, la heladería Fuente Azul, el café Versalles y demás lugares; tanto así que en poco tiempo se empezó a utilizar la expresión “juniniar”, para referirse al recorrido por este lugar.
Pero no todo ha sido tan fino siempre, inicialmente fue llamada como “la calle del Resbalón” pues quien tenía la mala suerte de correr por esta calle en tiempos de lluvia, solía resbalarse y caer en la tierra mojada, convirtiéndose en la burla de los que lograban presenciarlo. Más de 60 años después, luego de la construcción del Coltejer, Junín pasó de ser una calle de tráfico vehicular, a una calle exclusiva para peatones ¿Qué mejor que gozar de la comodidad de caminar en la mitad de la calle mientras se busca dónde comprar o tomar “el algo”? Ahora es un espacio libre y abierto, que cuenta con palmeras, árboles y flores que hacen de su ambiente un oasis en lo que hoy día es el centro de la ciudad.
*Textos tomados del libro: Junin 1960, Jairo Osorio Gómez
