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La fea


 

Relatos efímeros

La vida está llena de instantes. Un instante ínfimo puede desencadenar un momento mágico, pero que fácilmente se pierde en el acelerado movimiento de la urbe. Este es un espacio para rescatar esos momentos, que ocurren día a día en Junín y tienden a no ser más que eso, un santiamén dentro de nuestra cotidianidad. 

La fea, la que nadie reconoce como Junín, se esconde tras calles con gran tráfico y en las multitudes que la recorren. Junín, por  la que no se puede caminar, por la que hay que mirar dos veces antes de pisar, antes de tropezarse, antes de caminar por el andén. Junín, la multitud, los carros, los bancos, los pitos, el sol de las 11 de la mañana, el bebé, la indígena. Un gateo rompe el afán de la multitud, lo esquivan por instinto, lo ignoran, como todo lo que no es bien visto; avanza lentamente y se sienta al lado de los bolsos, unos ojos rasgados lo miran, con una mezcla de desinterés y cansancio, se queda ahí. Permanece escondido, ignorado, entre multitudes que pasan, como Junín la fea.  

El tiempo es oro
 

Las arrugas surcan una cara de más de 60 años, el paso lento lo comprueba, el carro avanza con lentitud en medio de locales con personas desconfiadas frente a cualquiera que no aparente comprar lo que las etiquetas de sus productos indican. Mira con atención la gente pasar, me mira, me escudriña y sigue su camino en dirección al Parque Bolívar; pantalón arrugado café oscuro, camisa beige un poco gastada, gorra azul oscura y  tenis negros para su largo recorrido y lento andar. Un débil “chicles, cigarrillos, confites” se pierde por el Bolívar. El tiempo es oro.

 

“Usted no puede estar aquí” le dice con voz firme el policía a un indigente, que, en su afán de llegar al parque bolívar esperaba cortar paso caminando por Junín peatonal. Mira al policía con recelo y le responde, con voz firme igual, “¿Usted me ve robando o qué? ¿Por qué no puedo pasar?” El policía se ríe a cuestas, lo mira nuevamente y le dice, con voz aún más desafiante “Es que no puede pasar por aquí, así de simple, tome otra vía”. Cansado en la discusión y derrotado el hombre con ropas rasgadas y ojos rojos como el fuego da media vuelta y toma otra ruta a su destino. 

Piercing
 

Bajan por la playa y giran por Junín, tienen el cabello largo ambas, una con mechas monas y la otra con el cabello completamente negro, uniforme de cuadros verdes y amarillos, medias verde oscuro, zapatos negros y chaqueta verde,  del CEFA, seguro. Caminan con un aire de alegría y rebeldía, estar juntas las protege de los peligros que acechan, pasan con curiosidad por los locales y en un segundo, se pierden de la vista; una hora después, se les ve subir por el Orquídea Plaza con una expresión distinta, la del cabello negro tiene el labio inferior hinchado, un intento de hurto tal vez, pero unos pasos más y un piercing recién hecho se abre paso en el lado derecho del labio.  Dos manchas verdes suben por la playa, la juventud pasa por las calles sucias y atestadas, un hombre las mira con morbo, se pierden.  

El sol

El sol calentaba el asfalto, los vendedores de bonice se habían olvidado de Junín y la única opción para calmar la creciente sed era una pequeña heladería ubicada al lado de un McDonald’s. Jugo de mandarina, espejo sobre la pequeña cocina donde se preparan ensaladas de frutas y copas ostentosas de helado. Tocada de pierna y sonrisa a medio lado, la pareja de al lado parece que está quedando en algo. Sale un jugo de maracuyá para llevar, más toque toque del hombre mayor a la muchachita que invade toda la pequeña heladería. “Regáleme una monedita mami, o al menos deme de eso tan bueno que toma” dice un habitante de la calle, que cansado sigue transitando sin suerte. Todo es sol, calor, cuerpos que transitan.

Fracaso
La bolsa más grande

 

“Señor, me llevo esto entonces”, le dijo la señora a quien atendía un puesto de varas de olor y demás asuntos esotéricos. “¡Ay señor!, ¡Ay señor!, ¡Mi bolsa!, mi otra bolsa !, ¡ay!, señor, ya vengo, ¡ay! La dejé en otro almacén, ¿me puede guardar esto aquí yo ya vengo?, gracias” La mujer salió corriendo y bajo el sol loco de las cuatro de la tarde de un lunes, se vio desaparecer. Pasaron menos de dos minutos cuando a la entrada del primer centro comercial que abre Junín junto al Parque de Bolívar, la mujer regresa y el sudor puede contar hasta dónde tuvo que ir por su querido paquete. Se acerca al sitio donde estaba antes y con una sonrisa apenada pero agradecida, le dice al señor “Ay qué pena, es la bolsa más grande y la había olvidado en otro lugar… ¿cuánto le debo?”

La gran noche

Jueves 5 de junio de 2014

 5:00pm

Afueras del almacén El deportista.

Calle Junín, Medellín, Antioquia.

“Prepárate mi amor porque esta noche,

Será la mejor noche de tu vida

La fuerza del amor hace milagros

Y tú y yo nos amamos sin medida

Por eso quiero hacerte este regalo

La gran noche que a nadie se le olvida”

Con un tono mayor al de la versión original de Los Tucanes, ella, tan afinada en su voz y su guitarra, se hacía escuchar. Su cuerpo en un vaivén al compás de la melodía no dejaba de moverse, el sonido de las monedas al caer en su tarro, las personas pasan, se alejan, no se quedan. Ella no podía ver, pero el sonido de las persianas del almacén El deportista, le indican que ya es hora del cierre y que pronto llega la noche.

Junín te marca

Literalmente en un calle de honor los almacenes de ropa, accesorios, tiendas, cafés, pasajes comerciales y más,  que hacen parte del lugar también dan cuenta de las transformaciones de Junín. Astor ha visto amaneceres y desayunos con café por más de 50 años, Plata martillada ha visto sellar compromisos de matrimonio; Orquidea plaza, Mc Donalds, Hamburguesas del Oeste y Versalles, permiten que los almuerzos sean agradables y un punto de encuentro cuando el sol despliega todo su esplendor;  los bulevares y los pasajes comerciales cuentan también los años de la calle, allí las tardeadas, esperar a alguien y alquilar vestidos para fiestas, es a lo que recurren los clientes; Vedetta y Bata han estado ahí también para quienes desean cambiar el calzado; pero para renovar esta sección hace poco ha llegado al lugar Payless; Totto, Agua fresca y Teen Fashion le dan el toque juvenil al pasaje, Vélez y Cassany esperan armar la pinta del hombre ejecutivo; Tania y Zara aportan el lado femenino. Junín es una calle que te marca, es una calle de marca, es simplemente Junín, la pasarela comercial y de la moda, que desde siempre ha visto desfilar los trajes de domingo para ir al centro de Medellín.

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